Llevamos mucho tiempo queriéndoos hablar sobre el txakoli en Urdaibai, y por fin hemos sacado un hueco para contaros curiosidades de este vino tan típico de Euskadi, y lo mejor, dónde poder disfrutar de él ¡Estad atentos que vienen curvas! ;-P

 

¿Qué es el Txakoli?

 

Primero una pequeña introducción al Txakoli, para que lo vayáis conociendo más a fondo, así cuando disfrutéis de él, lo haréis con todos los sentidos. Es un vino obtenido de las variedades “Hondarrabi Zuri” (blanco en euskera) y “Hondarrabi Beltza” (negro en euskera). Generalmente se trata de un vino blanco que se caracteriza por ser joven (aunque ya hay bodegas que empiezan a explorar la crianza), con toques afrutados, y se le reconoce fácilmente por el burbujeo carbónico y su singular acidez. Vamos, un vino que no solo se deja beber, sino que entra incluso demasiado bien si lo degustamos junto con pescados y mariscos.  

 

Probablemente, si pensáis en los viñedos de txakoli, os los imaginéis adornando las laderas cercanas al mar cantábrico. Aunque es cierto que estos son los paisajes más típicos de este tipo de vino, también podréis encontrar viñedos en valles del interior o incluso en las laderas de las montañas. Eso sí, siempre veréis las viñas sobre algo de cuesta, bien drenadas para que el agua fluya, y orientadas hacia el sol del mediodía, aprovechando al máximo la exposición al sol.

Hechas las presentaciones, y sabiendo ya los rasgos principales de su personalidad, vamos a conocer un poco más sobre este caldo, que tiene algunas historias curiosas que contarnos.

 

Un vino de caserío

 

Inicialmente, el Txakoli estaba ligado al consumo propio en los propios baserris (caseríos) donde se producía. Ya desde el siglo XIV se conocen cultivos de txakoli en las tres provincias, aunque no fue hasta el siglo XVIII y principios del XIX cuando alcanzó su estrellato. Solo en Bizkaia, en 1874 se llegaban a producir 5 millones de litros (hoy en día el récord en Bizkaia está en casi 2 millones en el 2015), con 2.874 hectáreas de viñedos, que estaban sobretodoen la ría de Bilbao y Gernika.

El motivo de este auge del Txakoli es sobre todo, porque en 1399 se acordó en las ordenanzas de la Villa de Bilbao que solamente se podían vender vinos locales, al menos hasta que se consumieran del todo, antes de importar vinos de fuera. De hecho, era ese Concejo el que ponía los precios del vino, y si alguna taberna vendía o importaba otros vinos, el castigo iba desde quemar los barcos y animales con los que transportaban el vino, hasta la cárcel. No se andaban con chiquitas…

Tristemente, la decadencia de este vino llegó a finales del siglo XIX y los motivos principales fueron: la desaparición de las leyes proteccionistas que no dejaban entrar a vinos extranjeros; la aparición de plagas, como la filoxera; y la industrialización, la gente se fue a las ciudades y la población de los pueblos bajó. En el siglo XX la producción de txakoli casi había desaparecido y quedaban poco más de 20 hectáreas que lo cultivaban solo para consumo propio.

Con el miedo metido en el cuerpo ante la posibilidad de la desaparición del Txakoli, a finales del siglo XX algunos bodegueros de los tres territorios históricos de Euskadi se reunieron (cada uno en su región) para tomar medidas y darle un poco de dignidad a ese vino tan propio de Euskadi. En 1989 se creó la Denominación de Origen Getariako Txakolina, en 1994 la D.O Bizkaiko Txakolina y, por último, en 2002 la D.O Arabako Txakolina.  

 

No hay un solo tipo de txakoli

 

Cuando vayáis a pedir un Txakoli, siempre (y sería raro lo contrario) os servirán Txakoli blanco, pero no es el único tipo que existe. De hecho hay blancos, crianza, rosados (ojo de gallo) y tintos. Eso sí, el blanco representa un 95% de la producción, de ahí que sin preguntar, os sirvan siempre el blanco.

La vendimia es manual, y suele ser todo un reto, ya que las pendientes donde están las viñas en algunos casos son extremadamente empinadas. Desde luego, los jornaleros tienen mérito, ¡y unos glúteos de acero!

En cuanto a la forma de servir el vino, puede resultar un poco confuso cuando por ejemplo los txakolis de la D.O. de Getaria te los sirven escanciados y generalmente en vaso de sidra, y en cambio, en las D.O de Bizkaia y de Araba te lo sirven como un vino normal y en copa. Bueno, según los expertos, el escanciado es recomendable en los txakolis de Gipuzkoa para sacarle más el carbónico, resaltándole la “txinparta” (la chispa); en las otras dos denominaciones, romper el vino no les aporta ningún tipo de beneficio. Aunque, como siempre, para gustos los colores.

Las malas lenguas…

 

El Txakoli no siempre fue un vino con tan buena fama, y prueba de ello es que los bodegueros, cuando hablaban de una mala cosecha o de un vino malo, lo llamaban “chacolín”. Así se le llamó hasta que en 1895 Sabino Arana propuso el término “txakoli”.

La curiosa historia del obispo de Calahorra echa un poco más de leña al fuego, porque este señor vetó en 1698 el uso de este vino en las celebraciones religiosas por ser un vino «flaco y débil». Tampoco ayuda mucho la definición de la Real Academia Española: “Vino ligero algo agrio que se hace en el País Vasco, en Cantabria y en Chile”. Menos mal que el Txakoli, y la percepción que se tiene de él, ha evolucionado, y ahora nadie puede decir eso de que es un vino avinagrado.

 

¿Por qué se le llama así?

 

Caserío de la bodega Amunategi en Busturia (Urdaibai, Euskadi)

Dejando a parte las malas lenguas, son muy interesantes las hipótesis sobre el origen del nombre de este vino:

Por un lado, el investigador José Uria Irastorza dice que el nombre viene de la expresión “Etxeko ain”. Cuando a un bodeguero se le preguntaba qué tal la cosecha, este respondía “etxeko ain” refiriéndose a que la cosecha había sido lo justo para casa., de ahí pasó a etxekolain hasta llegar a Txakolin.

Otros dicen que Txakoli viene de “chacón”, el lugar físico donde se machacaba la uva, se hacía el vino, se comía y bebía. Vamos, los famosos Txakolies de Bilbao.

Y por último, y según cuenta el historiador Alberto Santana, la palabra txakoli podría tener sus orígenes en el ritual de bendición judío, que decía así “ Shehakol Nihyah Bidvaro”. Sí, sabemos que escrito no parece que tenga nada que ver, pero esta bendición se leería algo así como “ saconlinya bidvaro”. Si no os hemos convencido de la similitud, mejor oíd al propio Alberto Santana pinchando aquí.

 

En Urdaibai también tenemos txakoli

 

Bodega de Txakoli Amunategi en Busturia (Urdaibai, Bizkaia, Euskadi)

Pues bien, después de esta larga introducción al txakoli (hemos querido ser escuetas, pero tanta información no daba para menos) nos centramos en nuestro amado Txakoli de Urdaibai. ¡Llegó el momento de disfrutarlo! ¿Dónde podéis probar este magnífico vino aquí en la Reserva de la biosfera de Urdaibai? Pasen y vean, ¡o beban!

En Urdaibai también ha existido casi desde siempre el Txakolí, pero al igual que en el resto de Euskadi, su presencia fue poco a poco desapareciendo. Aún así, hoy en día contamos con 7 bodegas: Bodega Amunategi, Bodega Berroja, Bodega Itsasmendi, Bodega Kukutze, Bodega Merrutxu, Bodega Lapazaran y Bodega Talleri. Ya veis que hay opciones de sobra, y además bien repartidas por todos los rincones de la reserva. ¡No hay excusas para no visitarlas! Además, si os acercáis a cualquier bar o restaurante de la zona, podéis hacer como nosotras y pedir “Un txakoli de Urdaibai” y así estaréis seguros de que bebéis algo que se ha producido a pocos kilómetros de donde os encontráis.

En nuestro caso conocemos de primera mano dos de estas bodegas. La Bodega Amunategi (Busturia) tiene una producción pequeña pero está en un sitio precioso y con muchísimo encanto. Además, en una de las visitas que hicimos a nuestro ya amigo (por las veces que vamos a verle) Antón Aranburu, nos contó que tiene referencias escritas de que ya se producía txakoli en su caserío desde 1812. La Bodega Berroja (Muxika), de José Ángel Carrero, también es una visita imprescindible porque está en uno de esos parajes que quita el hipo.

 

Esperamos que nos contéis qué tal vuestra experiencia con el txakoli, tanto si os acercáis a alguna de las bodegas, como si os tomáis una copita bien fresquita acompañando a un buen pintxo. Ponemos la mano en el fuego a que será una experiencia de lo más suculenta 🙂 

2 respuestas

  1. Muy interesante, vivo en Colombia pero estuve tres años estudiando en Barcelona y todas las vacaciones las pasaba en Bilbao alguna ves provee el txakoli y era muy fuerte, por favor aclararme que fue lo que vevi, Gracias agur

    1. Hola Joseba, Muchas gracias por escribirnos y sentimos responderte tan tarde. La verdad es que es muy difícil saber que tipo de vino bebiste en tus visitas a Bilbao. Por si te fuera de utilidad decirte que el Txakoli se caracteriza por su acidez. Un abrazo.

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