¡Cómo nos gusta el otoño! Aunque hay que reconocer que lo del cambio horario no nos emociona tanto… pero esta acogedora estación, a parte de mantita y peli, nos ofrece paisajes espectaculares que compensan ese pequeño detalle. Y como en esta época el clima es un poco rebelde y tan pronto brilla el sol como parece que viene mordor, queremos proponeros nuestros 5 mejores planes para exprimir al máximo la estación de las hojas, las setas y los bosques de colores en Urdaibai.

 

1. Nabarniz y el Hayedo de Airo

Este pintoresco pueblo y sus alrededores, en las profundidades de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, ofrece planes otoñales tan interesantes que, incluso a nosotras que vivimos en la zona, nos ha sorprendido. Antes de nada, es muy importante que tengáis en cuenta que la cobertura móvil es escasa. Preparad las indicaciones antes de llegar y guardad toda la información para poderla consultar sin depender de la red; de lo contrario es muy posible que acabéis con un brazo en alto, teléfono en mano, rogándole al cielo que os regale una rayita más de cobertura.

Nabarniz, el pueblo de los caseríos

 

Aparca el coche y pasea por sus calles que, aunque no son muchas, están llenas de encanto por todos los rincones. Déjate sorprender por las vistas desde el mirador, justo detrás de la iglesia de Santa María de Gorostiza. Seguro que en algún momento se te escapa un “menudos caseríos” porque en este pueblo encontrarás la auténtica esencia de los baserris, con sus pimientos secándose, sus huertas, y sus campas llenas de vacas y ovejas.

En nuestra visita a comimos rico-riquísimo en el centenario restaurante familiar Aboitiz, al final del post os contamos con más detalle nuestra suculenta experiencia.

Hayedo de Airo, un bosque de cuento

 

¿Y cómo no vamos a incluir un bosque en este plan otoñal? Justo en la parte más alta de Nabarniz se esconde un lugar mágico, de figuras con largos brazos y suelos mulliditos de hojas secas. Lo ideal es que comencéis la ruta desde el mismo pueblo porque será difícil que podáis aparcar entre los caseríos y, al menos cuando nosotras fuimos, nos encontramos en el comienzo una señal de prohibido el paso para coches. El recorrido no supera los 3km de ida, os lo dejamos en Google Maps.

Una vez arriba, encontraréis varias señalizaciones, pero tenéis que tener claro que vuestra ruta es la que está marcada en amarillo. De esta forma os será muy sencillo seguir el recorrido e ignorar el resto de direcciones. Y una vez allí, disfrutad del espacio, pasead, saboread el silencio y conectad con los árboles, que os aseguramos que son expertos en robarte el estrés que traigas y hacerlo desaparecer en un pispás.

2. Castro de Arrola, tras la pista de nuestros antecesores celtas

Ya sabíamos que Urdaibai lleva habitada desde hace más de 14000 años, que se dicen pronto, pero lo que no sabíamos era que el monte Arrola (muy cerquita de Nabarniz) guarda un gran secreto: el mayor poblado celta de la edad del hierro en Bizkaia. Es uno de los yacimientos mejor conservados, lo cual es increíble porque su origen está allá por el siglo IV a.C. Si os pica el gusanillo y queréis saber más, en el pueblo de Arratzu encontraréis el Centro de Interpretación Arrolagune.

Ya en el terreno nos parece muy importante comentaros que, aunque Google Maps os diga que podéis ir en coche, no os lo recomendamos, por experiencia propia. Lo mejor que podéis hacer es aparcar justo a la entrada del camino aunque, si os veis con fuerzas de hacer el recorrido andando (lo cual os vendrá muy bien para bajar la comida), desde Nabarniz hay unos 3km. Una vez arriba, no os perdáis la espectacular panorámica. A nosotras nos coincidió con la puesta de sol, y está claro que la vamos a incluir entre una de las mejores de todo Urdaibai.

3. Gernika en otoño

Es difícil quedarse sólo con un plan de todos los que Gernika ofrece pero, para esta época, nosotras destacamos dos, que son perfectos tanto si os encontráis con un día despejado, como si la lluvia decide acompañaros en el viaje.

Parque de los pueblos de Europa

 

Un pequeño paraíso dentro de Gernika al que el otoño le sienta muy pero que muy bien. Los árboles se visten con sus mejores galas de colores rojos y anaranjados, y los suelos, o están tapados con una capa de hojas secas, o son campas perfectas por las que apetece bajar rodando.

Acercaos al estanque de los patos, tanto si viajáis con niños, como si seguís teniendo algo de esa curiosidad infantil, os aseguramos que os tirareis un buen rato viéndolos nadar, pelearse, bucear ¡o incluso volar!

Pero lo más interesante de este parque es, por un lado, que podréis ver una representación de los cuatro ecosistemas de la Euskadi Atlántica, con hayas, robles y encinares; y por otro, que os encontraréis dos gigantes sorpresas: las esculturas de Chillida (Gure Aitaren Etxea) y Henri Moore (Large Figure in a Shelter).

Museo de la Paz

 

No podemos dejar Gernika sin antes visitar el Museo de la Paz. Un museo interactivo y un espacio único para sentir y vivir la historia, no solo de Gernika y el fatídico, y por desgracia famoso, suceso que destruyó el pueblo entero el 26 de Abril de 1937; sino un escenario en el que la historia, de la mano de la emotividad y de la empatía, nos muestra el camino de la reconciliación, donde reflexionar sobre la paz  y como podemos darle forma entre todos.

Dentro de la exposición permanente del museo se plantean las siguientes preguntas para la reflexión:

– ¿Qué es la paz?

– ¿Qué legado ha dejado el bombardeo de Guernica?  

– ¿Qué pasa actualmente con la paz en el mundo?

Te aseguramos que no saldrás de allí con el mismo punto de vista que tenías antes de entrar.

4. Bodegas, el aroma intenso del txakolí

Y si hablamos de colores otoñales, no le vamos a dar la medalla sólo a los bosques. Y es que Urdaibai también es tierra de vinos, pero no de cualquier vino, es tierra de Txakolí. El colorido que coge la vid en esta época del año y el intenso aroma de los caldos que ya están fermentando, lo hacen un plan inmejorable.

Nosotras conocemos de primera mano dos bodegas de la zona: Berroja y Amunategi. Son muy distintas pero ambas tienen carácter familiar.

Desde bodega Berroja en Muxika, se puede ver una panorámica perfecta de Urdaibai, de la que pocos sitios pueden presumir. José Ángel, su dueño, os contará con pasión cómo comenzó su aventura en este mundo y os descubrirá los paisajes que esconden las viñas.

En Amunategi, en Busturia, desde donde se pueden ver las marismas mientras paseas por sus viñas, te recibirá Antón Aranburu, el dueño de esta pequeña bodega que lleva décadas produciendo txakolí. Aprovecha para tirarle un poco de la lengua porque este señor tan humilde y tan de caserío, fue uno de los impulsores de la Reserva de la Biosfera y guarda en su memoria grandes historias.

Además, también puedes visitar la bodega Itsasmendi, en Gernika, y Merrutxu, en Ibarrangelu.

 

 

5. Bird Center, las aves se marchan a climas más cálidos

¿Sabíais que una de las joyas de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai son sus marismas y los habitantes que en diferentes épocas las visitan? Si os gusta la ornitología o simplemente sois un poco curiosos, esta es una visita obligatoria. 

De hecho, otoño es una de las mejores épocas para acercarte al Bird Center Urdaibai porque se vive uno de los momentos más importantes del año. Las aves empiezan a notar el frío del invierno europeo y se escapan hacia el sur, a climas más cálidos. Quién fuera pájaro para irse al calorcito cuando empieza el duro invierno…

El centro está abierto en otoño e invierno todos los viernes, sábados, domingos y festivos, de 11:00 a 17:00. Allí os explicarán qué es la reserva, el valor que tiene y la importancia de las marismas como hotel de 5 estrellas para las aves que vienen de paso. Tenéis audioguías, vídeos y mucha información sobre los diferentes tipos de animales que podréis encontrar en cada estación, etc.

Si quieres saber más, las chicas de Urdaibai Lovers te dan más detalles en este post.

Pasarelas

 

Muy cerquita podéis acceder a las pasarelas que recorren el corazón del estuario superior, de un lado al otro de la ría, y poner en práctica todo lo que habéis aprendido en el centro, ¿No es una maravilla? Nosotras lo hicimos al comienzo del verano del 2017 en bici y, si tenéis la oportunidad, os lo recomendamos totalmente.

 

Los sitios más otoñales para comer

No podemos olvidarnos de la barriga, uno de los puntos principales a la hora de viajar. Es tiempo de caseríos, de vigas de madera y platos de cuchara bien calentitos. Aquí os dejamos tres opciones cercanas a los sitios anteriores y que nos encantan:

 

Aboitiz

Este antiguo restaurante en el centro de Nabarniz nos encantó por la riquísima comida casera que preparan (no os perdáis su famosa menestra), por su amabilidad y por el encanto hogareño que se respira. Es de esos lugares donde puedes charlar con los dueños de lo que sea, cuando tienen tiempo, ya que los fines de semana está ¡hasta arriba!

Aviso: nosotras nos acercamos a Nabarniz el viernes, y quisimos comer allí, recomendadas por un amigo que vive en el pueblo, pero nos dijeron que entre semana no trabajan a no ser que sea bajo reserva (no sabemos si hay un mínimo de personas para poder reservar). Los fines de semana no hay ningún problema 🙂

Para los vegetarianos o veganos, es un lugar perfecto porque tienen unas ensaladas de escándalo, revueltos, menestra, etc., la única condición es que tenéis que avisar con antelación para que puedan dejarlo preparado. 

Kamiñoko

Si lo tuyo es la brasa, acércate al Restaurante Kamiñoko, famoso por la calidad de sus carnes. Este restaurante está en la carretera que va de Gernika a Bermeo, en MuruetaNosotras no somos muy de carne así que nos comimos un riquísimo pisto y un pescadito de temporada, calentitas al lado de la chimenea ¡Qué a gustito estábamos! Totalmente recomendable.

Almiketxu

Algo más lejos, en Bermeo encontráis este caserío pintoresco que ofrece comida casera con unas vistas de vértigo. Y lo de vértigo no lo decimos porque quede bonito, sino porque desde el barrio Almike donde se sitúa el restaurante, disfrutaréis de una espectacular vista panorámica de Bermeo y del mar. Recomendable aquí todo, pero sobretodo, los pescados, que vienen fresquitos desde el puerto.

Como siempre, Urdaibai no defrauda y confirma aquello de “el otoño es triste sólo para el que no sabe divertirse“. Así que coged vuestros guantes, botas y cámara de fotos y ¡adentraos en la estación de los colores!

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