Las playas de Bermeo

Si estás pensando en venir a Bermeo a pasear por una larga playa, poner tu sombrilla y jugar al voleybol, creo que te vas a decepcionar. A cambio, este pueblo te ofrece otro tipo de espacios con un encanto peculiar; calas escondidas, playas de aguas cristalinas y la oportunidad de encontrar intimidad.

Descubre la villa marinera a través de nuestra visita guiada en Bermeo

Una ruta por la villa marinera para conocer cómo los sucesos que ha ido viviendo a lo largo del tiempo han marcado su personalidad.

Aunque el núcleo urbano de Bermeo no te parezca demasiado grande, su costa tiene aproximadamente 40 km y en ese espacio caben muchas playas pero sólo hay algunas accesibles. La mayor parte están orientadas al este y, por tanto, el sol directo da sobretodo por las mañanas y hasta media tarde.

Aritzatxu, la playa familiar de los bermeanos

Es la playa por excelencia de los bermeanos: una cala pequeña pero preciosa y muy familiar donde podrás ver mucha de la identidad de este pueblo.

Allí encontrarás todo lo que necesitas para disfrutar de un día de playa pero, en los días de sol y calor, tendrás que ser rápido si quieres conseguir un buen sitio. De hecho, es muy posible que nos riñan un poquito por hablar de ella, porque para muchos es su pequeño oasis secreto y si viene mucha gente ¡Se queda sin espacio!

Ten en cuenta que no puedes bajar el coche y tendrás que aparcar en la explanada donde comienza el camino (al lado del cementerio) o en la carretera. No te preocupes, ya que son unos 5 o 10 minutos andando.

En Aritzatxu hay varias zonas en las que poner tu toalla. La arena, tan preciada por los mediterráneos, en este caso sólo es buena idea si la marea está bajando; de lo contrario, es posible que cuando vuelvas de darte un remojón, tu toalla esté nadando en la orilla.

Hace algunos años se reformó por necesidad, tras un fuerte oleaje, dejando una gran superficie de hormigón donde la gente coloca sus toallas y hamacas. Si, como en mi caso, se te hace demasiado incómodo, también puedes colocarte en la campa de arriba.

Esta pequeña cala tiene duchas y servicio de socorristas en el horario habitual de verano. No hace falta que cargues con bebida y comida porque también cuenta con una cantina que abre normalmente de 10:00 a 20:00.

El Tonpon

No deberíamos llamar playa a este rinconcito de la costa bermeana, principalmente porque no hay ni un gramo de arena y sí muchas rocas. Aún así, alucinarás con este lugar desde el primer momento, sobretodo con las vistas hacia Ogoño que puedes contemplar desde la campa. Si te animas a bajar las escaleras de madera, te espera una pequeña ginkana de piedras que tendrás que superar hasta dar con tu sitio ideal. Busca una zona más o menos llana al lado de alguna piscina natural o, si quieres estar más cómodo, colócate detrás del gran peñón donde el suelo es más liso. Si el terreno te parece complicado, piensa que bermeanos de todas las edades bajan a diario calzados con unas sandalias y con la hamaca debajo del brazo. De todos modos, te recomendamos que, si no tienes mucha experiencia, te calces unas zapatillas. Si tienes algún impedimento físico, quizá este lugar no sea tu mejor opción.

Al no ser una playa oficial, no cuenta con bar, socorristas o duchas pero es uno de los sitios más preciados por los bermeanos para disfrutar del verano.

Arribolas

Para encontrar esta playa tendréis que coger el camino que va a Faro Matxitxako y tomar una pequeña carretera que sale a la derecha (hay un cartel indicando la dirección). Se puede bajar en coche aunque, en los días de verano, es posible que no os sea tan fácil encontrar sitio para aparcar. Su nombre viene de Harri (piedra) y bola, así que adivinad qué tipo de terreno encontraréis allí. Por tanto, no busquéis arena sobre la que colocar vuestra toalla y sacad las gafas de encontrar la piedra más ergonómica posible. A cambio, este lugar os ofrece un entorno salvaje, un paisaje marino perfecto para el buceo y uno de los pocos espacios en el que los perros son bienvenidos.

Eso sí, tendréis que llevar vuestras provisiones porque no hay cantina, ni agua potable, aunque sí cuenta con duchas. Tampoco hay socorristas por lo que os recomendamos que seáis precavidos en los días de fuerte oleaje.

Talape

El nombre de este rinconcito, explica literalmente el lugar donde se encuentra, es decir, bajo la Tala. Para llegar, deberás seguir el mismo camino que da acceso al Tonpon y desviarte por un pequeño camino a la derecha hasta llegar a una escalera de madera que lleva a la playa. El acceso es casi tan complicado como el del Tonpon, aunque en marea baja puedes encontrar zonas bastante lisas. De todos modos merece la pena ya que la tranquilidad y las vistas que ofrece, son sin duda de las mejores de la zona. No cuenta con servicios de socorristas o duchas pero tampoco aparece en ella ningún cartel en el que indique que no se admiten perros 😉

Frantzun Atxetak

Este rincón, aún siendo el más cercano al casco urbano y al puerto de bermeo, no es demasiado visitado por los bermeanos, aunque sí puede que nos encuentres a nosotras con nuestros perros y a vecinos del barrio Baztarre. Quizá te pueda sorprender la suciedad que encuentres en la entrada (por lo demás está muy limpio); pero desgraciadamente al no estar transitada se encuentra un poco abandonada. No cuenta con servicios básicos, pero como todo, las partes malas siempre tienen una buena, que en este caso es poder disfrutar del sol y la mar junto a nuestro amigos de cuatro patas.

¿Has estado en alguna de estas playas? ¿Cuál es tu favorita? Cuéntanoslo en los comentarios 🙂