
Pueblos > Bermeo
Si te gusta la historia con un toque de misterio, Forua es un destino que no puedes perderte. Situado en la margen izquierda de la ría de Mundaka y a un paso de Gernika, este pequeño pueblo esconde en su suelo los vestigios de un pasado romano que pocos imaginan. Pero Forua es mucho más que ruinas antiguas: su paisaje, sus senderos y su tranquilidad lo convierten en un lugar perfecto para una escapada en plena naturaleza.
Forua no solo es historia y ruinas, también es naturaleza en estado puro. Al estar dentro de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, ofrece paisajes espectaculares y rutas para todos los niveles. Desde paseos suaves por la ribera de la ría hasta caminatas más exigentes hacia montes cercanos, aquí hay opciones para todos los gustos.
El propio nombre de Forua ya nos da pistas sobre su pasado. Deriva de la palabra latina «forum», que hacía referencia a un mercado o plaza pública. Y es que aquí, en plena ría de Urdaibai, los romanos montaron un asentamiento comercial de los buenos. Eran unos comerciantes natos, y eligieron este lugar estratégicamente para el intercambio de productos. Hoy en día, todavía se pueden ver los restos de aquel poblado que funcionó entre el siglo I y el III d.C.
Si quieres viajar en el tiempo, no hace falta una máquina de ciencia ficción: basta con visitar el poblado romano de Forua. Descubierto en 1982, este yacimiento nos cuenta que los romanos ya sabían aprovechar bien los recursos de la zona. Forja de metales, comercio y un puerto bien ubicado hicieron de este enclave un punto clave en la red económica de la época. Entre los hallazgos más importantes destacan dos aras romanas de mármol rojo de Ereño con inscripciones en latín, que dan testimonio de la actividad y la importancia del lugar.
Durante su época de esplendor, en el siglo II, este poblado debió de ser un hervidero de actividad. Sin embargo, dos siglos más tarde, sus habitantes decidieron abandonar el lugar y buscar refugio en cuevas cercanas, como la de Peña Forua. ¿Problemas con los locales? ¿Cambio de planes? No lo sabemos, pero la historia nos deja con ganas de seguir investigando.
En el corazón del municipio se alza la iglesia de San Martín de Tours, que lleva en pie desde el siglo XI-XII. En su día, fue un punto clave para los vecinos de la zona, que ya no tenían que recorrer largas distancias para asistir a misa. Aunque ha sufrido varias reformas a lo largo del tiempo, la más destacada fue en el siglo XVI, cuando adoptó un estilo gótico-renacentista característico de los canteros vizcaínos. Pero lo más llamativo de esta iglesia no es solo su arquitectura, sino lo que esconde en su interior: una pila bautismal que, en realidad, es un ara romana reciclada. Bajo sus cimientos se encuentra una necrópolis que va desde la época romana hasta el siglo XIX, convirtiéndose en la más importante de todo Bizkaia.
Un castillo (casi) en ruinas: la Torre Urdaibai
Forua también presume de su propia fortificación: la Torre Urdaibai, una de las más robustas del antiguo señorío de Bizkaia. A lo largo de los siglos, ha sufrido incendios y el paso del tiempo ha hecho de las suyas, pero aún se mantiene en pie, recordándonos la importancia estratégica de esta zona.
Forua es de esos lugares que sorprenden. A simple vista, parece un pueblo más, pero cuando empiezas a explorar, descubres que está cargado de historia y rincones fascinantes. Desde su pasado romano hasta su espectacular entorno natural, este pequeño rincón de Urdaibai tiene mucho que ofrecer. Así que ya sabes, la próxima vez que pases por Gernika, haz una parada en Forua. No te arrepentirás.