Aratustes de Mundaka, el reino de atorras y lamias

No es una sorpresa que hablemos de los carnavales, pero es que en este rinconcito de la costa vasca, el domingo de carnaval es muy especial: son los aratustes de Mundaka, ¿Los conocéis?

Olas surcadas por vikingos, nobles y surfistas.
Conoce las leyendas que trajeron las olas desde la gélida Europa.

Febrero es un mes aburrido, en el que venimos de gastarnos todos nuestros ahorros en navidades y hace un frío que pela. Pero febrero también es en Urdaibai el mes del primer evento del año, que rompe la monotonía y nos llena de energía positiva.

Olvidaos de lentejuelas, vestidos de raso o personajes Disney, estos carnavales son diferentes a todos los demás y hombres y mujeres tienen su propia vestimenta y su rol particular. Eso sí, esto no es sólo jauja, la organización de este día conlleva mucho trabajo previo y, tanto unos como otras, se lo toman muy pero que muy en serio.

Conoce nuestros alojamientos favoritos de Urdaibai o haz tu reserva:

 

Atorrak, los hombres de blanco

Empecemos por presentaros a los Atorrak, una agrupación de hombres de Mundaka creada expresamente para sus carnavales. Cualquier Mundakes (ya viva allí, veranee o tenga cualquier vínculo con el pueblo) mayor 18 años puede ser miembro y participar en el evento, aunque los niños empiezan a vestirse desde bien pequeños. Es un orgullo para ellos ser parte de este día tan especial y es raro que encuentres un mundakés que no sea atorra o participe de alguna forma.

El grupo se junta unas semanas al año para este evento concreto, empezando con los ensayos un mes antes del gran día. Además de cantar, y cantar bien, también van acompañados por un director (vestido de negro con chaqué y chistera) y por músicos con guitarras, panderos, acordeones y violines. El toque diferente de cada año es una nueva canción, que componen los atorras, y que cuenta lo que ha pasado durante ese último año en el pueblo. Con todos estos ingredientes se entiende que tengan que ensayar y os aseguramos que se preparan a conciencia y con mucha ilusión.

Salen a la calle antes del mediodía, a eso de las doce, comienzan su pasacalles desde la plaza del pueblo (la del ayuntamiento). No os será difícil encontrarlos: una tropa que va animando con sus voces graves y contando, a través de sus canciones, historias típicas de la vida en la costa.

Una vez cumplida su misión, a mediodía, se van a comer todos juntos al casino de Mundaka y entonces llega su momento de desmadre. Solo ellos (y los camareros) saben lo que pasa durante la comida pero, según nos cuentan, es su momento apoteósico del día, aunque casi todos seguirán hasta altas horas de la noche.

¿Por qué se visten así?

Los atorras son inconfundibles, los veréis de lejos porque van de blanco inmaculado de arriba a abajo. En la cabeza llevan una funda de almohada abierta, con sus puntillas y todo. Como vestimenta, dos faldas, una en los hombros y otra en la cintura. Como los carnavales son fríos y las dos faldas no abrigan demasiado, llevan ropa debajo. Eso sí, todo lo que se pongan debajo tiene que ser también blanco, incluso los zapatos.

La mayoría suele dejarse barba o bigote para ese día y, con con un lápiz de ojos negro, se pintan en la cara notas, lágrimas, cicatrices ¡o lo que se les ocurra!

Os preguntaréis de dónde viene esta vestimenta. Cuenta una leyenda que hubo un mundakes que tenía una amante casada a la que le hacía “visitas”. Un desafortunado día (para él), el marido de la amante apareció en casa. El mundakes salió por patas y se puso lo primero que pilló: las sábanas de la cama y la funda de la almohada para taparse la cara y que no le reconocieran.

Buscando información, hemos leído otras historias. Una de ellas cuenta, como un hombre llegó contentillo a casa después de una tarde de poteo y, al ver que su mujer le echaba la bronca, decidió volverse a marchar. Eso sí, antes de irse se puso lo primero que pilló, el camisón de su mujer (cómo iría…) y salió así por las calles del pueblo. No sabemos cuál es la real, ni siquiera sabemos si alguna es real pero… ¡Nos encantan las leyendas!

Lamias, las sirenas de Mundaka

Las lamias son los personajes femeninos de los aratustes de Mundaka (no todo iban a ser hombres). La idea surgió hace más de 40 años, al darse cuenta de que las mujeres no tenían ninguna representación en las fiesta. Decidieron entonces crear una nueva tradición tomando prestado el personaje de las lamias, las sirenas con pies de pato, muy conocidas en Urdaibai. Hay incluso un lugar llamado Lamiaran (más o menos traducido como zona de sirenas) entre Mundaka y Bermeo.

Justo al contrario que los Atorrak, ellas se visten con una túnica completamente negra que les llega hasta los pies. Lo más curioso es que en la cabeza llevan una peluca blanca hecha con lana y un pañuelo de color. Se pintan la cara también de blanco, el contorno de los ojos negros y, para rematar el look, colorete en las mejillas y labios rojos. Por último, en los pies, alpargatas y calcetines de lana.

Al igual que ellos, se reúnen semanas antes para ensayar las canciones y danzas que cantarán y bailarán en su pasacalles por todo el pueblo. También tienen una directora que las guía y va vestida justo al revés: vestida de blanco y con la cara negra. Salen a media tarde y, en un momento de su recorrido, se les unen algunos atorrak (los que están más frescos) y cantan juntos creando un momento muy bonito. Al terminar, como hicieron ellos a mediodía, se van juntas a cenar al casino, y llega el momento de desmelenar esa blanca melena.

Cómo disfrutar de los carnavales de Mundaka

Si da la casualidad de que vuestra visita a Urdaibai coincide con los carnavales, es obligatorio que el domingo os acerquéis a Mundaka.

El punto de partida es a las 12 frente al ayuntamiento, donde los atorras empiezan su recorrido. Colocaos en la calle Florentino Larrinaga o al lado de la Iglesia de Santa Maria  para verlos bajar hacia la Tala, y seguidlos en su recorrido por todo el pueblo. Intentad encontrar a un atorra que vende los libretos de las canciones y asi, por un pequeño donativo, podréis acompañarlos cantando.

Como ya os hemos contado, a mediodía los atorras se reúnen para comer y montan su fiesta particular. Os aconsejamos que vayáis a picar algo por los bares del pueblo, y así reponéis fuerzas y os vais animando para ver a las lamias.

La tarde pertenece a las lamias que también salen desde la plaza del ayuntamiento. Ellas, en vez de ir hacia la tala, suben la calle Florentino Larrinaga, hacia la calle mayor. Después de ir casi hasta la playa de Laidatxu vuelven y, en el cruce de la calle mayo, es cuando se juntan con los Atorrak para cantar juntos. Si seguís a la comitiva, las veréis bailar y las oiréis cantar durante todo el recorrido, y es además una bonita forma de conocer el pueblo.

Llegada la noche los atorras y las lamias se mezclan con el resto de la gente y ¡que siga la fiesta!